Cada año, las inundaciones devastan comunidades, causando miles de millones en daños y pérdidas personales incalculables. Sin embargo, incluso a medida que los eventos meteorológicos extremos se vuelven más frecuentes debido al cambio climático, mitos persistentes sobre la seguridad frente a inundaciones engañan a personas bien intencionadas. Creer el consejo incorrecto puede convertir una situación peligrosa en una tragedia. Vamos a desmentir estas concepciones erróneas populares y a reemplazarlas por estrategias prácticas, respaldadas por la ciencia, que protejan vidas y bienes.
Un mito común es que puedes estimar con precisión la profundidad y la velocidad del agua de inundación con tus propios sentidos.
Muchas personas evalúan una calle o carretera inundada y creen que es seguro conducir o caminar a través de una sección que parece poco profunda.
Sin embargo, la ciencia demuestra que nuestra percepción es poco fiable en estas condiciones.
Dato: Solo seis pulgadas de agua que se mueve rápidamente pueden sacar a un adulto de sus pies, y doce pulgadas son suficientes para arrastrar la mayoría de los vehículos.
La naturaleza engañosa del agua en movimiento significa que los peligros acechan bajo la superficie: pavimento suelto, escombros ocultos o corrientes indiscernibles pueden sorprender incluso a las personas más experimentadas.
Ejemplo: En 2018, inundaciones generalizadas en Ellicott City, Maryland, arrastraron vehículos y obligaron a los rescatistas a atender a docenas de residentes varados.
Muchas personas más tarde informaron que creían que podrían lograrlo simplemente porque habían atravesado esas calles innumerables veces, sin saber que las velocidades de flujo se habían vuelto letales en apenas unos minutos.
Recomendación de experto: Si hay agua de inundación en la carretera, da la vuelta y busca terreno más alto. Las agencias de gestión de emergencias resumen esto con la frase, Da la vuelta, no te ahogues. Incluso los primeros respondedores experimentados no arriesgarán entrar en aguas en movimiento sin medidas de seguridad críticas.
Algunos conductores creen que el tamaño, el peso o la potencia de su vehículo anula los riesgos de las inundaciones.
La imponente estatura de los SUVs y la potencia de los camiones fomentan una falsa sensación de seguridad.
Desafortunadamente, este mito ha sido refutado repetidamente, de forma letal.
La mayoría de los vehículos no están diseñados para atravesar agua; el chasis, la electrónica y las entradas de aire se ven fácilmente comprometidos si el agua los alcanza.
Tan solo unos 0,6 metros de agua estancada son suficientes para hacer flotar una camioneta pickup, provocando la pérdida de control.
Una vez que esto ocurre, las corrientes rápidas pueden volcar o hacer girar el vehículo, atrapando a los ocupantes dentro.
Perspectiva de la vida real: Durante el huracán Harvey (2017), más del 70% de las fatalidades por inundaciones en Texas involucraron a personas dentro de vehículos.
Muchos creían que sus camiones grandes podrían atravesar el agua, pero las corrientes que aumentaban rápidamente demostraron lo contrario.
Incluso los vehículos de emergencia han quedado atrapados en aguas rápidas por subestimaciones.
Recomendaciones científicas
Las inundaciones le ocurren a otras personas: Percepción del riesgo y la falacia de la Zona Segura
Otra creencia popular es la de que ciertas ciudades, vecindarios u hogares son inmunes o están lo suficientemente alejados de los peligros de las inundaciones.
Esta percepción a menudo está ligada a la interpretación errónea de los mapas o a una dependencia excesiva del término 100 años.
Interpretación de las llanuras de inundación y la frecuencia
Una llanura de inundación de 100 años no significa que un área se inundará solo una vez cada siglo.
En cambio, es una probabilidad estadística: un 1% de probabilidad de inundación en cualquier año dado.
Los eventos extremos pueden ocurrir en cualquier momento, incluso en años consecutivos o más de una vez en una temporada, especialmente a medida que aumentan las perturbaciones climáticas.
Caso ilustrativo: Las inundaciones históricas, en las últimas décadas, han inundado áreas que antes se consideraban seguras o nunca inundadas.
En 2021, partes de Alemania experimentaron inundaciones catastróficas mucho más allá de las áreas históricas de aguas altas, abrumando infraestructuras y tomando por sorpresa a residentes y autoridades.
Pasos prácticos para evaluar tu riesgo
Las imágenes de televisión de comunidades apilando sacos de arena con rapidez reflejan la creencia de que cierta preparación a la antigua usanza protege las viviendas de todo menos los peores eventos de inundación.
Desafortunadamente, los sacos de arena por sí solos rara vez son suficientes.
Las inundaciones pueden ser sigilosas. El mito de que siempre recibirás suficiente aviso asume que la tecnología, las autoridades o incluso el clima te darán los minutos necesarios para ponerte a salvo. La ciencia cuenta una historia diferente.
Inundaciones súbitas ocurren en minutos u horas, a menudo por lluvias intensas río arriba o meteorología atípica en paisajes urbanos donde el drenaje es deficiente. Los sistemas de alerta podrían tener muy poco tiempo para sonar.
Algunas crecidas fluviales grandes se desarrollan durante días, pero los diques pueden romperse o las defensas pueden sobrepasarse mucho más rápido de lo previsto.
Ejemplo: En 2023, inundaciones súbitas en Vermont abrumaron a pueblos enteros antes de que las alertas móviles se hubieran propagado por completo.
Algunos residentes relatan haber sido despertados por el sonido del agua que corre, no por las sirenas ni llamadas de emergencia.
Muchos equiparan el riesgo de inundación solo a ríos, lagos o zonas costeras.
Sin embargo, las lluvias récord ahora producen devastadoras inundaciones urbanas súbitas en lugares físicamente distantes de cuerpos de agua conocidos.
Ejemplo de la vida real: En julio de 2021, la ciudad de Nueva York quedó sumergida bajo aguaceros súbitos: el metro se inundó, los coches flotaron en las calles de Manhattan y los apartamentos en sótanos se llenaron en minutos desde que comenzó la lluvia, una advertencia de que la distancia del río no tiene sentido en entornos densamente pavimentados.
Muchas personas subestiman los peligros para la salud que acechan en el agua de inundación, viéndola como sucia pero de lo contrario segura. Sin embargo, estudios científicos revelan un cóctel tóxico: aguas residuales, productos químicos industriales, aceites, pesticidas e incluso escombros peligrosos.
La CDC y la OMS advierten que después de las inundaciones, las enfermedades transmitidas por el agua pueden propagarse silenciosamente: infecciones gastrointestinales, erupciones cutáneas, tétanos y otros males. En áreas altamente industrializadas, los derrames de petróleo y las filtraciones químicas también son amenazas significativas.
Datos para recordar:
Punto de acción:
Es tentador regresar apresuradamente una vez que el cielo se despeja y las aguas retroceden, pero los entornos posinundación están cargados de peligros latentes a menudo ignorados por ojos no entrenados.
Consejos profesionales:
Instituciones como la CDC y la Cruz Roja publican listas de verificación detalladas para el regreso seguro; revisa estas guías detenidamente antes de actuar. Tomar riesgos tras una inundación puede anular las ganancias de la evacuación previa y cuidadosa.
Las consecuencias de seguir mitos sobre las inundaciones pueden ser catastróficas, mientras que la acción basada en evidencia salva vidas.
La ciencia nos dice que la preparación, la conciencia situacional y las decisiones proactivas funcionan mejor.
Resumen práctico:
En última instancia, las inundaciones no respetan ni el optimismo ni las conjeturas: solo respetan la preparación. Al dejar atrás los mitos y abrazar el consejo científico, las personas y las comunidades pueden soportar una tormenta tras otra, no solo soportar desastres, sino superarlos.